Ricardo Martínez, periodista en la revista digital Zenda, reseña LA NOCHE DE LA ESVÁSTICA, de Katharine Burdekin. Martínez pone especial atención a los mecanismos de control y adoctrinamiento que el régimen nazi utiliza para crear un mundo extremadamente polarizado y sumiso, donde «ser libre significa ser un buen súbdito».
Entre otras cosas, dice: «La cultura es un sucedáneo de cultura, la política un acto de fe, la tradición una herramienta para acomodar ideas como si fueran verdades, y estas ideas favorecen la inmovilidad. Porque, a la hora de la verdad, lo que más importa en este tipo de régimen es que nadie se mueva, que nadie se salga de los márgenes»
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