La obra de Juan José Saer es una de las más lúcidas de finales del siglo XX, cuenta con dos o tres obras maestras. Una de ellas, inacabada: La grande. Novela que estaba haciendo al morir y pretendía ser un resumen de todo lo “construido” en años y años de oficio, además de varios ensayos ya esenciales en el mondo latinoamericano: El concepto de ficción, una antología que debería ser estudiada por todo aquel que desee pensar la literatura, y La narración-objeto, otro imperdible.
Pero el que quizá haya sido su libro más leído, por morboso, reescritural, lúdico y transbarroco sea El entenado (Rayo verde Editorial, Barcelona, 2013). Una novela inspirada en un párrafo de la Historia argentina de José Busaniche donde, al decir de Florencia Abbate, una de las últimas investigadoras de Saer, la primera expedición del conquistador Juan Díaz de Solís al Río de la Plata “al bajar a tierra, (…) fue sorprendida por una tribu de indígenas [Colastiné], quienes luego de atacar a los españoles, se los comieron. Francisco del Puerto, el grumete, se salvó de la muerte pero fue capturado por la tribu y permaneció cautivo durante diez años, hasta que llegó la expedición al mando de Sebastián Gaboto y lo trasladó de vuelta a España”.