«Glosa creo que podría considerarse la mejor suya, al menos hasta que leamos la próxima. Es también de muy grata lectura. Saer ha venido perfeccionando, quizás involuntariamente, su costado thriller, la creación de un interés hipnótico y esa suerte de impulso deseante por llegar al final, deseo tematizado al modo paradójico aquí, pues de lo que se trata es justamente de la eternización del instante de felicidad».
El Porteño